Yo no me invento los manes | #1
En terapia aprendí hace un tiempo la diferencia entre usar el humor para evadirse, y usarlo para desdramatizar.
Siendo que la terapia misma es narrativa (cuentas las cosas hasta que el relato deja de ser dañino), narrar eventos dolorosos cubiertos de una capita fina de risas permite sostenerlos en las manos, observarlos con menos miedo, e incluso sanar acompañado si uno los comparte.
Pero ya en serio, yo adoro contarle mis cosas a perfectos desconocidos y hacía rato fantaseaba con la idea de una especie de narración por entregas de mis desgracias amorosas (de la que hablé por años en tours imaginarios de mi libro mientras me restregaba el champú al son de canciones para bailar en la ducha y caerme y matarme).
Yo no me invento mis haters(?)
Estaba procrastinando buscando criadores de galápagos en OLX, y no me avispé a tomar inventario de las historias que podía contar y buscar dónde tenía guardados los pantallazos sino hasta que @bicycloraptor me dijo “maybe this should be a newsletter”, durante una semana en la que le hablé mega entusiasmada (y luego megaentusada) de tres tipos diferentes que todos se llamaban Andrés.
Entonces, bueno, le pueden dar las gracias.
De paso, le doy las gracias a mi terapeuta, y a todas las amigas y amigos que no solo me han consolado sin más que el ocasional “te habría ido mejor si hubieras hecho menos estupideces”, sino cuyos “perdón que me ría pero lo contaste muy chistoso” fueron mi escuela en lo que espero que sean todas las demás entregas.
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Le daré las gracias también a E. porque me manxplicó qué era un newsletter pero confirmó mi percepción de que hacía falta algo para ir picando mientras tomaba forma este frankenstein digital de Madame Bovary y Bridget Jones; algo que le hiciera decir a la gente “qué agradable sujeta”,
o “a ver entonces esta vieja qué más habrá escrito”,
y, por qué no,
“mierda, yo salí con ella”.
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¡Nos vemos pronto! Gracias por leer.
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PS. Envíale este newsletter a alguien, que me da miedo no estar decepcionando a más gente.