Ya tenía escrita la historia de L. para cuando creé este newsletter: 1800 palabras en un borrador de Medium al que solo me quedaba añadirle los screenshots y un par de canciones.
De hecho, creé este newsletter porque ya tenía escrita la historia de L., pero entonces pasa que soy bruja pero no clarividente, y no sabía que esta semana iba a salir la versión extendida de All Too Well, en la que Taylor Swift cuenta cómo Jake Gyllenhalamadrid le rompió el corazón, y necesito hacer un detour para hablar de eso porque tiene que ver con mis propias historias (y las de ustedes, seguro) en varios puntos.
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Taylor está volviendo a grabar y a relanzar toda su música para poder tener los derechos sobre ella.
Este All Too Well de diez minutos probablemente no sea porque “siga entusada” o “dolida” sino para recibir regalías por su trabajo luego de una pelea larguísima con el productor, que es un pedazo de mierda y no tiene por qué recibir un centavo.
También, seguro, le sirvió para contar las cosas como le habría gustado contarlas, sabiendo lo que sabe ahora y sin el dolor encima.
Considerando que los medios la despedazaron durante años por tener tantos novios, y también por cantar acerca de tener tantos novios (en The Man ella dice “si yo fuera un hombre sería como Leo DiCaprio en vacaciones…”), entonces también tiene sentido que hubiera querido recuperar esa narrativa y hacer de ella lo que ella quisiera, ¿no?
Jaja.
A pesar de que la crueldad de Twitter está incluida casi desde el backend, la misoginia silvestre de los comentarios de los hombres a los que el tema no les importaba quedó en pañales al lado de la sevicia de las mujeres a las que el tema parecía importarles profundamente.
Hasta mi TL llegaron comentarios de que ella se está victimizando por plata, que si es que no le alcanza para ir a terapia que “no supera al ex de hace más de diez años”, que ella debió saber que el tipo la iba a volver mierda (ella tenía 20 años), que estaba dejando en ridículo a las mujeres que la tenían como ícono feminista…
No soy swiftie y si a Taylor no le importa nuestra plata, menos le va a importar leer nuestros timelines de twitter.
Tus amigas entusadas que la están pasando horrible sí te leyeron.
¿Lo que estabas diciendo iba dirigido a ellas?
¿A ti misma?
Es aterradora esa crueldad a son de nada.
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La canción y la tusa son de 2012 (cosa que explicó medio twitter), ¿pero y si no lo hubieran sido, qué?
¿Alguna vez vamos a contar nuestras historias “bien”?
¿Alguna vez vamos a tener permiso de hablar, simplemente hablar, de lo que nos dolió?
¿Cómo vamos a lograr que un Man™ deje de ser un tema principal en nuestras vidas, si se espera de que tramitemos el desamor calladas y a la vez que nos proclamemos vencedoras absolutas por encima suyo, ojalá sin recorrido, y ojalá de inmediato?
Tenemos que poder hablar de que el man nos hizo llorar con una mirada si nos da la gana, incluso si sonamos dolidas. Y tenemos que poder estar dolidas en paz, el tiempo que tome vivir con eso.
No más contar las historias de desamor desde el empoderamiento, el crecimiento, la superación, ni más vitrinismo emocional de internet, si no nos da la gana, ¿sí?
Todas no podemos decir “te superé x10000 veces, soy una diva potra” ni “me hice multimillonaria contando las putas mierdas que me hiciste”. Todas no podemos decir “bajé 90 kilos en un día” como si jamás nos hubiera gustado despertar con esos 90 kg al lado tantas mañanas; y no critico esas historias ni esas narrativas, pero sí que esté dictado que la única manera correcta de contarlas sea desde esa superioridad sin matices ni vulnerabilidad: vencedora absoluta, fin.
La historia también puede ser “me hiciste pedazos y no tenías ningún derecho”. Y ya. Porque uno puede contar las cosas sin superarlas, sin “salir ganando”, e incluso sin haber terminado de entenderlas.
Podemos tener una vida mucho mejor sin añadirle, a la prevención de que nos lastimen y la incertidumbre de la soledad, la vergüenza de salir lastimadas y la angustia de creer que somos las únicas.
A uno siempre le pueden volver a romper el corazón.
Esos no son gazapos exclusivos de las estupidez juvenil ni se “curan” después de cierta edad. Uno nunca llega a vivir tanto que ya solo confía en la persona correcta y no lo traiciona nadie.
Uno siempre puede volver a salir lastimado, pero también puede volver a ser Taylor Swift, no solo hablando de las cosas como le dolieron, sino sacando algo hermoso de lo que casi acaba con uno.
Y uno siempre puede volver a querer también.
Gracias por leer.
♥️
PS: Pocas veces le he dedicado a algo que no sea una página del gobierno o una impresora una pataleta como la que le dediqué a Revue cuando se me borró la mitad de este newsletter. Cuando Revue murió, en febrero de 2023, pasé todo (temporalmente) a Medium… pero si estás leyendo esto, ahora No me invento los manes está solamente en Substack.
PS3: La historia original venía con esta playlist.